Otro
ingrediente, que es muy importante, es el azúcar glass. Hay que
cumplir con la proporción de 50 gramos por cada medio litro de nata
y 15 gramos de azúcar glass vainillado o una gotitas de esencia de
vainilla, que son fáciles de conseguir en el mercado. Para poder
montar la nata, podemos hacerlo de manera manual o eléctrica, con la
ayuda de una típica batidora de varillas, de forma que esta va a
levantar la nata, entre aire y, de esta manera, se aumente el volumen
y se logre una textura bien espesa. Hay que tener cuidado porque, si
se pasa de tiempo, durante el batido, la crema acabará logrando una
consistencia parecida a la mantequilla, se va a estropear y se va a
separar el suero de la grasa. Una vez hayamos montado la nata, se va
a retirar las varillas y, con la ayuda de un típico cucharón de
madera, se va a mezclar con el azúcar glass y la vainilla, para
lograr un toque de dulzor. Entonces, la vamos a servir en unos
boles, que estén bien fríos, que se van a poder rellenar con la
ayuda de una manga pastelera, que tenga una boquilla rizada, que
habremos llenado con dicha crema. Este sabroso postre se puede
acompañar con unos barquillos, unas galletitas o unas pastas, como
son las lenguas de gato.
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