La
geografía y la cultura, también, van a implicar diversas variantes
de la ensaladilla rusa. En algunas zonas, por ejemplo, las
ensaladillas poseen otras clases de hortalizas, como pueden ser
trozos de pimiento rojo asado, vainas troceadas y cocidas, guisantes
cocidos o maíz. Son mucho más comunes las hortalizas frescas, como
pueden ser el tomate, las hojas de lechuga, que se han cortado en
finas tiras o la zanahoria pelada y rayada. Pero, debemos tener en
cuenta que estos ingredientes, que son frescos, cuando entran en
contacto con el aliño, van a ablandarse y van a soltar mucho más
jugo. Por esta razón, la ensaladilla va a perder la homogeneidad y
la buena presencia, que le caracteriza. Lo importante, a la hora de
hacer una ensaladilla es saber como mezcla los sabores, texturas e
ingredientes, a nuestros gustos, aunque es muy recomendable no abusar
de la diversidad. Con dos o tres clases de hortalizas, huevo y un
elemento que nos de las proteínas necesarias -como puede ser el
pescado, el marisco o una pechuga de pollo- ya es más que
suficiente. El contrapunto de acidez se va a lograr con el encurtido
y el cítrico, o sea, la fruta. Y, la salsa, también, va a tener un
papel muy importante, ya que no sólo va a homogeneizar todo el
conjunto, sino que le va a dar mucho más sabor. Por esta razón, se
debe preparar con mucho mimo.
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