lunes, 2 de abril de 2012

Como cocinar el solomillo de cerdo (II)


La carne del solomillo de cerdo, gracias a su sabor y su textura, es ideal para las guarniciones saladas y con las dulces, es un contrapunto. A la hora de apostar por las salsas de acompañamiento, sin duda, las mejores son la clásica salsa de pimienta verde o una deliciosa salsa de queso, aunque, también, hay que señalar que tiene una carga calórica, que es bastante alta. Por esa razón, sería mejor que apuestes por alternativas, que sean más ligeras, como puede ser una salsa de vino dulce, tipo Pedro Ximenez, o una salsa de frutas, que tiene un toque de fresas frescas, que nos van aportar una frescura única, además de que va a ser mucho menos pesado, para la digestión.
Para hacer un solomillo, lo primero es brindarlo, o sea, vamos a atarlo y le daremos una forma cilíndrica, con la ayuda de un hilo, que se conoce como bramante. De esta manera, cuando estemos cocinándolo, este no va a perder su forma original. Se guisa por todas partes, de una forma uniforme para que, en el momento en el que lo vamos a servir, sea mucho más sencillo trocearlo y poder distribuirlo, entre los platos de los comensales. Una vez que lo hayamos brindado, lo vamos a salar un poquito y, si queremos, le daremos un toque de pimienta y lo asaremos en el horno precalentado, a la plancha o a la parrilla. Así, se va a cocinar y a dorar, por fuera; mientras, por dentro, se va a guisar lo justo. El fuego no debe estar muy alto, ya que podríamos cometer el error de dorarlo en exceso, por fuera, mientras que por dentro, va a seguir crudo. Si lo vas a hacer en el horno, al mejor temperatura es de 180 ºC. Cuando se haya asado, vamos a dejar que repose durante cinco minutos, lo vamos a trocear y lo servimos con la salsa o la guarnición, que hayamos elegido.
Foto: fuente

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