Ingredientes (4 personas)
800 g de pulpo
150 g de patatas
100 ml de aceite de oliva
Pimentón dulce
Pimentón picante
Una pizca de sal
¿Cómo se hace? Primero, debemos ablandar el pulpo, antes de realizar la cocción. Esto se logra congelando el pulpo, dos días, para poder matar el nervio, lo que hace que la carne quede mucho más tierna. Si hemos decidido congelar el pulpo, un día antes de realizar la cocción, vamos a descongelar en el frigorífico sobre una fuente, para poder escurrir sus jugos. Ponemos la cazuela al fuego, con agua y cebolla. Cuando el agua rompa a hervir añadimos el pulpo. Después, se va a sujetar por la cabeza, lo metemos y sacamos de la cazuela, tres veces seguidas, antes de soltarlo, de forma definitiva –es lo que se conoce como “asustar el pulpo”. El tiempo de cocción va a depender del tamaño de la pieza –para un pulpo de dos kilos, hará falta unos 50 minutos-. Cuando se haya cocido, lo retiramos del fuego, tapamos la cazuela y dejamos que repose 15 minutos, para que no se caiga la piel. En la misma agua de cocer el pulpo, cocemos las patatas, que estarán peladas y cortadas, en trozos gruesos. Cuando estén tiernas, las vamos a sacar de la cazuela, las dejamos escurrir y las reservamos. En el momento de servir, con una tijera vamos a cortar el pulpo en trozos, que no sean muy gruesos, con unas tijeras, colocando las patatas y los trozos de pulpo en los típicos platos individuales, realizados en madera. A la hora de aliñar el pulpo, se emplea un chorro de aceite de oliva y vamos a espolvorear con pimentón dulce, pimentón picante y mucha sal gruesa. Ya está.
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